sábado, 19 de septiembre de 2015

Cristóbal



Al despertarse se percató que la cabeza de su acompañante descansaba sobre su hombro, sin moverse un ápice, se dio cuenta que se encontraba cómodo, con aquella desconocida risueña.

Ahora él no quería dormirse, prefería observar la placidez de su sueño. Atravesaron campos y más campos, hasta vislumbrar las naves industriales precediendo a los barrios de nueva construcción con sus zonas verdes en ciernes, rodeadas por nudos de autopistas de circunvalación, el tráfico denso, el ruido impertinente de los coches ante la lluvia inoportuna.

Ella, continuaba durmiendo como una bendita. Se iban aproximando a la estación, con suavidad le dio un golpecito, "Ana despierta  ya, estamos llegando", le dijo con voz apagada. ¿Dónde estamos?, qué pronto; él respondió con una tímida sonrisa.

Después de recoger el equipaje, muy voluminoso el de ella, por cierto, cortésmente se despidieron, dándose la mano; Ana le dijo, encantada de conocerte, lo mismo digo, hasta pronto añadió él.

Se separan un trecho, él se gira, firme se dirige hacia ella, dándole su número de teléfono, "por si quieres alguna vez que tomemos un café", ella se siente alagada y le da el suyo; "claro que si, porqué no", rematando la frase.

Es curioso, por un momento en su cerebro solo existe el nombre de Ana, si había algún otro, no lo recuerda, retumba y se agranda y no cabe nada más. Hay un rato que no sabe de donde viene, el porqué de su viaje, ningún rastro, toda su preocupación se ha esfumado, se regodea en ese instante único que parece no haber vivido antes.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Bodegón con plátanos y tomates"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1981
Medidas: 55 x 46 cm



En Aranjuez a 19 de septiembre de 2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

Hoy


Hoy como ayer, bueno, hace veinte años, el viento despeina los árboles, hace que los montones de papeles se arremolinen en cualquier rincón, los nubarrones obstinados tapen el sol para que el verano se marche antes de tiempo.

Aquel día, estaban nerviosos, pensando en que la lluvia, enturbiase la fiesta, su boda, en aquel septiembre.

"No parará de llover, ya lo veras", decía ella; él le respondía: "Parará, te lo aseguro, porque sino, yo pintaré un sol para ti".

Ni llovió, ni tuvo la necesidad de hacer lo que le dijo.

Y es que, siempre que llueve, escampa.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Valviejo"
Óleo sobre lienzo
Firmado  y fechado en 1980
Medidas: 45 x 56 cm




En Aranjuez a 17 de septiembre de 2015

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cualquier cosa


Un mar sin orillas,
un bosque con montones de árboles devastados,
el cielo sin estrellas.

Un ser sin familia cual seta del bosque maltrecho,
cerca del mar,
sin riberas, bajo un cielo,
negro como un pozo negro.

Papá, ¿qué hace el saltamontes encima del otro?
Cualquier cosa hijo,
¿tú qué crees?, pues jugar papá; claro,
anda vamos a buscar flores para mamá.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"La familia"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1992
Medidas: 81 X 65 cm




En Aranjuez a 14 de septiembre de 2015




domingo, 13 de septiembre de 2015

Fogonazos


Una pareja de jóvenes no se sueltan de la mano, pasean ilusionados, sin dejar de mirar al mismo punto.

Sorteando socavones, esquivando tempestades, disfrutando también las alegrías y saboreando el amor.

Llegan los niños, ahora las miradas de ambos confluyen en los pequeños y sus cuidados. El colegio, las reuniones con los profesores, la piscina, los partidos de fútbol; más tarde la universidad además de sus respectivos trabajos llenan su tiempo.

La casa se ha quedado sola, con ellos dos, se compran un perro juguetón y risueño.

La misma pareja, cuarenta años después sigue cogida de la mano, la mirada de ella está en otro punto distinto a la de él, continuan paseando.

Algo han perdido por el camino aunque siguen juntos o al menos se acompañan, eso si, vestidos de ternura, el uno hacía el otro.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Abanico 2015



En Aranjuez a 13 de septiembre de 2015



jueves, 10 de septiembre de 2015

Derroche



Redonda era la plaza, como la tarde, como el sol, como el público entregado y jovial.

Bajaban la calle, llenos de fiesta porque iban precisamente a ello; de sopetón se encontraron con el olor de los caballos, el garbo del rejoneador a lomos de un bonito corcel, los corrillos en torno al coso, las mulillas enjaezadas...

El  pasodoble inicial les envolvió, el olor a puro y a albero recién regado les excitaba el olfato y los grupos de personas engalanadas a la moda del XVIII, les decían donde estaban: en la corrida goyesca de la plaza de toros de Aranjuez, con doscientos años de existencia, nada menos.

La destreza de Sergio Galán, les emocionó tanto como el temple, la elegancia, de Alberto López Simón derrochando juventud y buen hacer a raudales, sin olvidar al público que le arropaban con su entrega total. Todo fue un espectáculo memorable, un verdadero despliegue sensorial y sensacional de la vida y la muerte a un paso, como la auténtica existencia tan apasionante como inestable.

Una faena enteramente redonda. Ellos, decidieron bien temprano que aquel día fuese así, como la plaza donde se encontraban; se lo propusieron sin decirse ni mu y lo consiguieron.

¡Qué bien dejarse llevar, jugar por jugar, vivir por vivir, sin más!


Pilar Cuns



En Aranjuez a 10 de septiembre de 2015




sábado, 5 de septiembre de 2015

Sinfonía rota


La tarde del treinta de agosto fue aciaga, un monstruo enorme e invisible de innumerables brazos, recorrió el valle donde se asienta Aranjuez, azotando todo lo que encontraba a su paso.
 
La inmensa arboleda que se desparrama a lo largo y ancho, quedó maltrecha; plátanos, cedros, tilos y demás especies, en algunos casos bicentenarios, robustos y frondosos, se cimbrearon o se doblaron hasta el suelo; unos se desplomaron, otros fueron perdiendo su ramaje a jirones o a cuajo, con la tierra pegada a sus raíces.
 
El viento rugió de rabia destrozando coches, casas, el tendido eléctrico, además de sembrar el pánico entre la población, no contento con todo ello, los truenos y los relámpagos acompañaban a los negruzcos nubarrones que descargaron agua de tormenta, dejando un panorama de árboles que yacían por doquier, es decir desolador.
 
Deja de llorar princesa, pues no veras con tus lágrimas como los  trabajos de limpieza prosperan con buena marcha aunque se tardará en recuperar tanto desastre.
 
Desde los tiempos de Cervantes mencionar Aranjuez era sinónimo de belleza, sin importar el lugar del mundo donde te encontrases. El legado de Austrias y Borbones, regado por el padre Tajo, ahora escaso de caudal debido al trasvase al levante, región también sedienta pervivirá siempre a pesar de todo.
 
La naturaleza es sabia y fuerte, pero no tiene repuesto, quizá aquel monstruo no quiso segar ninguna vida humana para que nadie olvidase lo ocurrido y a partir de ahora valoremos más lo que tenemos; desgraciadamente echamos en falta aquello que se va, sin retorno, en vez de disfrutarlo y cuidarlo a diario.
 
Por tanto merece la pena entregar este magnífico escenario  a nuestros sucesores, pero mejorado, precisamente cuando acaba de ser nombrado por la Unesco lugar de valor universal excepcional; ¡ahí es nada!
 
 
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"En el jardín del príncipe"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado 2012
Medidas: 73 x 100 cm


En Aranjuez a 5 de septiembre de 2015
 
 
 
 
 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Serio percance


Las ilusiones se quiebran aunque sean como árboles robustos y centenarios.

Pisan las hojas arrancadas, ven los coches maltrechos, las persianas rotas, las farolas torcidas;

cientos de ramas desmochadas esparcidas sin orden ni concierto reposan en el suelo.

Todo en un momento puede convertirse en ruina, en pura desolación.

Pero le quedaban en su retina, los ojos enormes del caballo, la sonrisa del niño,

el gusto del arroz y el sabor del buen vino.

Gracias a que desvió con firmeza el volante, pudo enderezar su camino,

enturbiado por el barro hasta las cejas;

repuesto del susto, delante estaba la carretera desierta, recta y el horizonte lejano.

Lo mejor de la vida hay que disfrutarlo como algo único e irrepetible porque en cualquier momento,

todo se puede ir al traste.

Tanto que nos creemos con lo poco que somos.



PILAR CUNS
En el jardín del Partal
La Alhambra
Granada (ESPAÑA)
Fotografía: Pilar Cuns



En Aranjuez a 2 de septiembre de 2015