martes, 7 de mayo de 2019

Cuéntame un cuento




Roque era un borrico muy rico, 
se  relamía cada vez que Anselmo su dueño le echaba las berzas y todas las suculentas hierbas que este le servía pero con lo que se relamía realmente era con los chuches que a escondidas le regalaban los niños después de bajarse de su lomo acabado el paseo,   pues nuestro burrillo era como un taxi, en aquel pueblo risueño a la vera de un mar azul intenso como su cielo.

Un día esperando bajo los naranjos de la plaza, apareció una ...

Se dio cuenta al apartar la mirada del libro de que sus retoños dormían como lirones, cerró el cuento suavemente  y les dio un beso de caramelo como tantas veces les repetía,  lo mismo que ellos todas las noches le decían: "Léenos un cuento mamita".
Poco importaba lo cansada que estuviese, aún a riesgo de dormirse antes que los niños, por eso les complacía, mientras él preparaba cosillas para el próximo día.

Lo que se come desde pequeño tarde o temprano acaba por aflorar de mayor, para los dos era importante un trozo de pan pero al lado siempre tenía que haber un libro y es que hay muchas formas de nutrirse, eso depende de los gustos y necesidades de cada cual.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajoplato
31 cm diámetro
Elaborado en Centro Cerámico de Talavera
2019

domingo, 21 de abril de 2019

Nôtre Dame


Aquella tarde primaveral el fuego oscureció el cielo de París, en aquel lejano verano los ojos de un chaval de dieciocho años descubrían cada mañana al despertarse el Pont de la Tournelle, la mole de la catedral, las pêniches sobre el Sena...; en fin un cuento, un sueño hecho realidad, así conocí la capital de Francia, con un saco de dormir, unas cuantas camisetas y muchísima curiosidad.

Ahora ese símbolo ha quedado maltrecho debido a un accidente cuando se hacían trabajos de restauración. La belleza es tan perecedera que se debe guardar a buen recaudo mucho más que los sueños pues estos son más firmes y duraderos.

Desaparecido el imperio romano, llegó la edad media pero a final del XII y sobre todo del siglo XIII se produjo el resurgimiento de las ciudades debido al comercio renaciente en Europa.

La catedral era el santo y seña de identidad, mostraba la pujanza que adquirieron dichas urbes, recordemos que es época de peregrinaciones a Santiago, es también cuando se llevaron a cabo las cruzadas y el cristianismo se hacia más fuerte, dichos edificios se levantaron en honor de Dios bajo una misma religión, el cristianismo, común en todo el continente, por tanto son lugares sagrados y no meros monumentos. El gótico, estilo al que pertenece nuestra catedral nació en la isla de Francia y se extendió por toda Europa.

Hace más de 850 años que este edificio se alzó habiendo visto desfilar multitud de personajes, de celebraciones de todo tipo, ahora esperamos que resurja de las cenizas ese símbolo, sería deseable mientras se administra a tan importante enfermo los medicamentos necesarios no olvidarse de incluir la fe, pues se corre el riesgo de convertir éste y tantísimos monumentos en meros parques temáticos, donde hordas de turistas campean a sus anchas sin tener ni idea donde se encuentran, porque fueron creados, para que sirvieron y sirven todavía; las actuaciones humanas siempre han tenido y deben de tener un sentido, un significado y una representación estética en cada época.

Preservemos la memoria del sueño que tuvo Carlo Magno hace más de mil años, es decir la unión de Europa bajo la religión como punto de partida.

Mientras tanto espero que los trabajos de restauración avancen con celeridad, pues me sigue gustando mucho París  y desde aquella tarde me falta algo, no se si es el perfil de cuento  que vio aquel muchacho al contemplar el paisaje de la ciudad o la vivacidad de la memoria que tuvo una vez.

Pero en cualquier caso yo suscribo también lo que dijo Enrique IV cuando siendo protestante se convirtió al catolicismo: "París bien vale una misa".


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajo plato cerámica
31 cm de diámetro
2019

viernes, 19 de abril de 2019

Rosa


Al rato de despegar el avión sube inclinado,
cargado de sueños,
ella baja despacio las escaleras debido a su estado de buena esperanza,
el niño sube los brazos, saltando hasta agarrar la pelota,
el joven corre jadeante entre trigales y viñedos,
el coche sube y baja las cuestas de la carretera a través de los altos pinos,
el hombre alza el cierre de su tienda mientras el operario descarga la mercancía del camión,
desde el balcón ella mira las rosas mientras las riega,
al subir la cabeza descubre una cigüeña con un palito en el pico,
recortándose sobre el cielo azul cobalto,
Rosa suspira aspirando el  frescor de  la mañana.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para pañuelo
Año 2019
100 x 100 cm
Acrílico sobre papel


En Aranjuez a 19 de abril de 2019

domingo, 17 de marzo de 2019

Luis García-Ochoa

Qué estás en los cielos, estoy seguro, mirando desde arriba el disparate sin freno que sufrimos aquí abajo. A ti que no se te reconoció en vida tu grandeza como pintor, ahora te encontrarás rodeado de nubes de tamaños y formas caprichosas, vestidas de colores para todos los gustos.

Tú que me decías que el gran error fue la entrada en los museos de historiadores en vez de artistas, sabedores en profundidad en la  comprensión de todo arte para gestionar estas entidades culturales.

Sigue en boga el cuento del rey desnudo paseándose por la calle sin parar sus súbditos de agasajar la magnífica indumentaria del monarca.

Ahora cualquier asunto se disfraza, se retuerce, no se habla llanamente; casi todo es un despropósito orquestado por unos pocos, que resulta hueco, carente de sentido, una especie de circo soso, repleto de variopintos payasos bailando al sol marcado.

Ojalá tu figura como la de otros compañeros, se revitalice pronto, ocupe el puesto justo en la historia de la pintura, heredera de la mejor tradición española entroncada con la europea.

Sin referencias somos seres desarraigados, huérfanos de cultura, por ello la tradición es importante, pero hay que renovarla según el tiempo que nos toque.

Mientras los acontecimientos estén por encima de la vida, estamos apañados, es más hay una conspiración contra esta, todo es más sencillo de lo que nos dicen que es.

A los que te admiramos y queremos nos queda el recuerdo de las charlas, las exposiciones, la escuela de El Escorial, y por supuesto tu obra, de la que nos seguimos nutriendo.

¿Qué importantes son los años, verdad? -Le dije yo-

El, con mucha calma me respondió: -Gregorio la persona si es tonta, lo es siempre aunque llegue a viejo.

Y seguimos paseando tan telendos por la calle Floridablanca como tantas tardes de aquellos sábados deliciosos, allá por el año 1995.

GREGORIO GIGORRO
Hasta siempre maestro.



En Aranjuez, a 17 de marzo de 2019


domingo, 20 de enero de 2019

Esas pequeñas cosas



La bruma desdibuja los contornos de los montes,
el campo duerme aún,
los arreboles anaranjados empujan al sol,
nace un nuevo día,
el rocío baña las hojas,
el zumbido de una abeja quiebra el silencio,
dos personas se dan un apretón de manos para sellar algo,
una despedida o un reencuentro,
los ojos se hunden en los azules de una niña en su carrito,
los naranjos alineados repletos de frutos alegran las calles,
el sol te da fuerte en el rostro, guiñas un ojo,
el surtidor suave de una fuente,
chapotea sobre la pila donde los pajarillos beben,
te metes en un charco y sonríes como una cría,
una pared blanca llena de macetas azules de donde cuelgan geranios rojos,
corres por la playa bordeando el inmenso mar, respiras hondo, te lavas la cara,
sientes calor y nos tomamos una caña viendo como se despeinan las palmeras,
¡Qué bonitos están los ciclámenes, los hibiscus...!

Pasean lentamente por la avenida observando con curiosidad.

Te sobrecoges con la voz de una mujer cantando en una iglesia,
sientes la complicidad de unos ojos que se cruzan con los tuyos,
la boca entreabierta de un angelillo de piedra derrama sin cansarse un hilo de agua sobre un estanque sembrado de nenúfares, el sabor de un tomate, la fragancia del romero...

Todo esto son pequeñas cosas grabadas en tu mente,
que harán la vida más agradable,
nadie que no seas tú te impide disfrutarlas, son gratis, no gratuitas,
por encima de los avatares de la vida, solo tienes que pararte sin prisa,
y si otros la tienen, hazte a un lado, sigue tu camino y goza,
porque todo está dispuesto para ser vivido, para saborearlo a cada instante de tu existencia.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Placa cerámica
18 x 24 cm
Centro Cerámico de Talavera. 2018






En Aranjuez a 20 de enero de 2019




lunes, 7 de enero de 2019

Grana y Oro


¡Vaya título!, con ecos taurinos, así rezaba en un cartelón situado al borde de una autopista sembrada de polígonos feos a ambos lados como siempre, además de anuncios de marcas conocidas.

¿Y qué anunciaba?, pues nada menos que una joyería, sita en el pueblo que acabábamos de atravesar. ¡Qué nombre más sugestivo!, tan español, tan de otro tiempo, tan distinto a los demás productos que se ofrecían en aquella vía, y junto a la dirección de dicho establecimiento remachaba su cometido escribiendo bajo dicho título: ¡Te haremos brillar!, ensoñador, porque quien lo escribió pensó sin duda que una joya era para sentirse más hermoso o hermosa según se mire,  para lucir más, para ser algo duradero, preciado, precioso, para pasar de una generación a otra preservando el recuerdo de quien la poseyó, aunque el mismo sentido se puede obtener cuando tú compras ese tipo de obsequio para alguien que quieres y que gusta de las joyas.

Establecimientos con nombres como Capricho, La Flor y Nata, La Alegría de la Huerta, Canela Fina... tantos y tantos desperdigados, me hacen soñar porque son sugerentes, nada prosaicos ni obvios, porque abren la puerta a la fantasía; las palabras son más que signos para relacionarnos, tienen significado, alma y sentido.

Y sino que se lo digan a una directora de cine como Isabel Coixet, pongo por caso.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Negro, zaino y colorao"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2003
Medidas: 81 x 100 cm



En Aranjuez a 7 de enero de 2019

martes, 1 de enero de 2019

Lo mejor de Roma


Es ella misma, para descubrirla hay que recorrerla entera, sin prisa, aspirando el aire húmedo, pisando sus relucientes adoquines, parándose donde te apetezca a echar un trago en sus innumerables fuentes, porque cualquier rincón se presta a ello; el peso de la historia es tan rotundo y rico que ha dado como  resultado un montón de Romas superpuestas unas sobre otras, en las que no cabe un alfiler más.

Es delicioso descubrir sus fuentes monumentales, sus cúpulas, el Panteón te deja boquiabierto, las cornisas de sus palacios, sus fachadas, los obeliscos traídos desde la época de Augusto para decorar sus plazas. Es impagable recorrer las estancias de los Museos Capitolinos, sin nadie, comprobar cuanto alma hecha belleza cuelga de sus muros; asomarse al foro iluminado donde reina el silencio. Aquella noche descubrimos un escenario mágico, roto por los graznidos de las gaviotas que pueblan la ciudad, venidas de la cercana Ostia.

La otra tarde nos emocionamos escuchando un concierto en San Anastasio, al ladito de la Fontana de Trevi donde la cantante nos removió nuestro corazón. Aspirar el perfume de los narcisos que decoraban las mesas del bar en el Museo de la Ciudad, o disfutar viendo escaparates en la Via Santa Victoria de muy señor mío, dar una vuelta sobre un caballo de cartón piedra en el tio vivo cuando las fuentes se han quedado mudas y la Piazza Nabona está desierta, admirar los Caravaggio de San Luis de los Franceses o comerse un helado sentados frente a la fachada de San Felipe Neri.

Roma es una continua escenografía, es el fondo del teatro de la vida palpitante, tanta hermosura no puede caber con tan pocas palabras, pero lo mejor de lo mejor es haber podido ir juntos y eso no tiene precio.


Ci torniamo presto...

Navidad 2018
En Roma


Aranjuez, 1 de enero de 2019